Las 12 típicas son doce tipos de respuestas que se deben evitar en toda comunicación. Especialmente relevante es evitarlas en un proceso de mediación, ya que podríamos desbaratar la imparcialidad y neutralidad que todo mediador debe cumplir.
¿Cuándo aparecen las 12 típicas?
Principalmente cuando intermediamos en un conflicto, intentando ayudar a quien tiene un problema. Tendemos a dar nuestra opinión y decir a la otra persona qué debe o qué no debe hacer. El mediador, como profesional imparcial y neutral, debe situarse en un punto medio que permita a las partes llegar por sí solas a un acuerdo. Si aún no conoces la mediación, lee la infografía y el test de mediación que tenemos preparados.
¿Qué conseguimos cuando usamos alguna de las 12 típicas? Quitarle protagonismo a la otra persona. Piénsalo, aunque no lo hayas hecho con mala intención, te habrá pasado 😉
Te contamos cuáles son, cómo evitarlas y en qué casos pueden ser utilizadas. Sólo tienes que seguir leyendo.
1. Mandar/dirigir
Ordenar a la otra persona qué debe hacer.
“Tienes que…” “Debes…”
Podría utilizarse en el caso de que alguna de las personas muestra una actitud que debe ser parada de inmediato. La alternativa podría ser decir “espera un poco” y mostrar interés “¿necesitas algo?”. Hará que nuestras palabras no suenen tan autoritarias, y transmitiremos confianza a la otra persona.
2. Amenazar
Infundar temor a la otra persona si hace o dice algo.
“Como no hagas esto, entonces…”. No debemos amenazar en ningún caso. Podemos reformular invitando a hacer alguna cosa “¿por qué no haces?/¿has probado a…?”. La otra persona lo verá como una solicitud y no se sentirá invadida.
3. Sermonear
Aludir a una norma externa para decir lo que debe hacer el otro. La otra persona busca una solución, no que le cuentes algo que ya sabe o que no le sirve.
“Los chicos no lloran…”
Podríamos utilizarla cuando es un problema generalizado, y algún otro recursos no ha sido satisfactorio. Una buena alternativa podría ser simular un enfado en primera persona.
4. Dar lecciones
Basarnos en la experiencia propia para indicar lo que es bueno o malo.
“En mi época esto no pasaba…”. Podemos usarla siempre que sea de manera positiva, para mostrar una situación favorable. Como en el caso anterior, simular el problema en primera persona también puede ser útil.
5. Aconsejar
Decir a la otra persona qué es lo mejor para su situación o para ella.
“Yo de ti haría esto…”. Lo utilizamos cuando se nos pide expresamente consejo.
La mejor opción en este caso es utilizar la escucha activa, no perdiéndote detalle y estando atent@ a cualquier información relevante.
6. Consolar/animar
Restar importancia al problema de la otra persona.
“No te preocupes…”. En caso de hacerlo, será siempre después de escuchar.
Igual que en el punto 5, la escucha activa es la mejor alternativa que podemos utilizar.
7. Aprobar
Dar la razón.
“Estoy de acuerdo contigo…”. Si se da la razón, deberá ser cuando estemos seguros que de la tiene.
Es interesante aquí convertirlo en concesión “tienes razón, pero piensa que…”, mostrando otro punto de vista que quizá la otra persona no haya descubierto.
8. Desaprobar
Quitar la razón.
“No tienes razón…”. Desaprobaremos sólo después de intentar calmar a la otra persona. La alternativa recae en mostrar otras posturas o posiciones, incluso pedir a la persona que te dé argumentos para demostrar lo que dice.
9. Insultar/despreciar
Otra de las 12 típicas es el uso del insulto o del desprecio.
“Esto te pasa por tonto…”. Nunca deberemos insultar ni despreciar a nadie. Nos rebajará a una posición innecesaria. En este caso, podremos mostrar otras posturas.
10. Interpretar
Dar a entender cosas que la otra persona no ha dicho. Poner en boca de otras personas cosas que no han dicho puede llevar a equívocos y malinterpretaciones.
“Lo que quieres decir es…”. Interpretaremos si estamos seguros de que lo hacemos con objetividad y para lograr algo positivo. Lo ideal es que seamos capaces de que la otra persona interprete por sí misma.
11. Interrogar
Sonsacar información que la otra persona no ha dicho.
“¿Por qué?¿Cuándo?¿Con quién?…”. No deberemos interrogar porque lo que deseamos es crear un ambiente de confianza y que sea la otra persona la que hable y cuente sin necesidades de forzarla.
12. Ironizar
Reirse de la otra persona.
“Claro, y yo me lo creo…”. Deberemos utilizarla con cautela, ya que podemos caer en el error de que la otra persona no entienda la ironía. Como alternativa podemos utilizar el humor no ofensivo.
En nuestro curso “Experto en Mediación Civil” aprendemos estas 12 técnicas y muchas más, que ayudarán al profesional a dirigir una conversación con éxito.
Puede resultar complejo no caer en alguna de ellas, ya que requiere de un trabajo de análisis y autocontrol, pero puedes probar en tu día a día. Después de leer las 12 típicas, ¿te sientes identificado?¿Crees que tus conversaciones cambiarán? Déjanos un comentario y dinos en cuáles caes tu.
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